Bosquejo: LA TAREA DEL PERDÓN

21 Ago , 2021 BOSQUEJOS

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LA TAREA DEL PERDÓN

“Cuando estén orando, primero perdonen a todo aquel contra quien guarden rencor, para que su Padre que está en el cielo también les perdone a ustedes sus pecados”. (Marcos 11:25 NTV)

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PASO 1: RESULTADOS ALCANZADOS

 

¿Qué acción especifica te comprometiste a realizar la semana pasada? ¿Cuáles fueron los resultados?

PASO 2: REFLEXIONES

Instrucciones: Por turnos lee con tus compañeros los siguientes párrafos. Conforme vayas leyendo, subraya las ideas que te llamen la atención.

 

Traición, rechazo, condena. Nadie pide ese trato, pero pocos están a salvo de recibir algunas heridas en la vida. Las circunstancias que requieren de perdón no están por lo general en nuestros planes. Pero, para obedecer fielmente a Cristo, tenemos que aprender a decir: “Te perdono”.

Más que palabras: La tarea del perdón

Mientras observaba a mis hijos jugar en un parque cerca de nuestra casa, se desarrolló un curioso drama entre dos mujeres y sus hijos. Una mujer sostenía la mano de su hijo. La otra, más alterada, agarraba el codo del suyo. Ambos niños estaban con el ceño fruncido, con el mentón hacia afuera y las manos metidas en los bolsillos.

“Él dijo que lo sentía” dijo la segunda madre. “Ahora dile tú: ‘te perdono’, y dense la mano”. Ninguno de los dos se miraba a los ojos. Durante el silencio, la frustrada mamá comenzó a amenazar alteradamente a su hijo hasta que éste pronunció una o dos palabras. Aliviada, esta mamá lo envió de nuevo al parque, y luego se lamentó con su amiga sobre la dificultad de llegar a los corazones de sus hijos. “Sé que el necesitaba hacerlo”, suspiró, “pero si no lo hizo de corazón, ¿Qué sentido tiene?”.

Era una pregunta válida. Después de todo, el “te perdono” que dijo su hijo era tan sincero como el “lo siento” de la respuesta del otro. Este incidente me recordó que saber que hay que perdonar no es la parte difícil; perdonar de verdad, sí que lo es. El punto, después de todo, es la reconciliación-la comunicación restaurada y la herida sanada- que resulta de la práctica de esta disciplina. Al final, el perdón cambia más a quien perdona que al perdonado.

Esto es así, porque el perdón nos obliga a reconocer nuestra impotencia, y a confiar en la justicia de Dios. El niño que se resistía a perdonar sabia instintivamente que la debilidad no es por lo general, considerada una virtud. Buscar la venganza nos hace sentir fuertes. Perdonar, por el contrario, reconoce que es posible que no recibamos la “justicia” que pensamos que merecíamos.

El cambio ocurre porque el perdón crea un espacio para la comunión restaurada. Renunciar a nuestro reclamo contra el ofensor nos lleva de la debilidad a la fortaleza, ya que invitamos a la paz del Espíritu Santo a restaurar nuestra relación con Dios y el prójimo. Negar el perdón, en cambio, rompe la comunión no solo con nuestro adversario, sino también con nuestro Padre celestial.

Un rato después, mientras mis hijos y yo dejábamos el parque, vi que los niños estaban jugando otra vez. Sonreían y reían como si nada hubiera sucedido. Aunque el proceso no siempre se vuelve tan fácil, el perdonar – y recibir perdón – había hecho un espacio para su amistad.

La mayoría de las personas sufren heridas mucho más profundas que las del caso del parque. Los obstáculos para perdonar serán mucho más grandes, y el costo mucho más alto. Pero el punto sigue siendo el mismo: cuando perdonamos, hacemos posible que una relación se renueve, si no con la persona que perdonamos, entonces con la Persona que nos ha perdonado (Jesús).

 

¿Qué es perdonar?

  • Abandonar el resentimiento o el derecho a desquitarse.
  • Eximir de pago.
  • Dejar de sentir un resentimiento contra un ofensor.
  • Enterrar la rencilla, borrón y cuenta nueva, etc.

 

Perdone y recuerde

Por lo general, ponemos juntas las palabras “perdonar” y “olvidar”, pero para perdonar de verdad, tenemos que recordar. El apóstol Pablo dice que nuestro deber de perdonar a los demás depende de recordar el perdón que recibimos de Dios. “De la manera que Cristo os perdono”, escribe, “así también hacedlo vosotros” (Col. 3:13). No solo debemos recordar que Dios nos perdona, sino también imitar la manera en que lo hace: con misericordia, generosidad y por completo.

Podemos sentirnos tentados a mantener un “registro de agravios”, pero el amor impide eso (1 Co 13:5). El mundo incrédulo tiende a alimentar rencores contra quienes nos han causado algún mal, pero como seguidores de Cristo, perdonamos con generosidad sin esperar nada a cambio.

 


Beneficios de perdonar:

  1. Obedecemos a Dios.
  2. Recibimos su paz que sobrepasa todo entendimiento.
  3. Sanamos nuestro corazón.
  4. Se restauran las relaciones.
  5. Mostramos el amor de Dios.

Pasos a seguir:

  1. Deja que Dios escudriñe tu corazón. A veces solemos decir que ya perdonamos cuando todavía hay cosas en el corazón. Demos permiso a Dios y pidámosle que nos muestre si guardamos heridas.
  2. Escribe los nombres de las personas que te hirieron. Comienza a orar por ellas aunque no lo sientas y declara con tu boca que los perdonas, los bendices y los sueltas.
  3. Arrepintiéndose. Pide perdón a Dios por la falta de perdón.
  4. Perdone por completo. No significa olvidar la ofensa. Pero, cuando recuerdes el daño, míralo como una oportunidad para recordar la gracia de Dios hacia ti y por medio de ti para el ofensor.

 

LA TAREA DEL PERDÓN

PASO 3: REFLEXIONA Y RESPONDE

Escoge algo que hayas subrayado que sea importante para ti. Toma un minuto para decirles a todos lo que escogiste y por qué es importante para ti.

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PASO 4: AUTOEVALUACIÓN

Responde la siguiente sección de autoevaluación:

En una escala del 1 al 10 ¿Qué tan bien demuestras esta cualidad en tu vida? ____________________

¿Por qué te diste esa calificación?

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¿Qué beneficios obtendrías al mejorar tu calificación?

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¿Qué persona conoces que sea un ejemplo de esta cualidad? ¿Qué es lo que más admiras de esa persona?

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¿Qué acción especifica puedes llevar a cabo inmediatamente para mejorar tu puntuación?

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PASO 5: COMPARTE TUS PASOS DE ACCIÓN

Toma un minuto para compartir tus respuestas a la sección de autoevaluación, incluyendo la acción que vas a realizar para mejorar en esa área. Pedimos que todos participen.

 

Instrucciones para el facilitador:

  1. Hacer el llamado:

“Señor Jesús reconozco que he pecado y que tú moriste por mí. Hoy me arrepiento y te pido perdón. Te entrego mi vida y mi corazón para que seas mi Señor y Salvador personal, amén”.

 

  1. Impartición: Orar y activar lo aprendido del día de hoy.
  2. Orar por la ofrenda.
  3. Anuncios. Extraordinaria 24-26 Septiembre.

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