Bosquejo de la semana del 27 de julio al 1 de agosto
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Como Ser Libre de la Falta de Perdón
Luego dijo Jesús a sus discípulos: —Los tropiezos son inevitables, pero ¡ay de aquel que los ocasiona! 2 Más le valdría ser arrojado al mar con una piedra de molino atada al cuello, que servir de tropiezo a uno solo de estos pequeños. 3 Así que, ¡cuídense! »Si tu hermano peca, repréndelo; y si se arrepiente, perdónalo. 4 Aun si peca contra ti siete veces en un día, y siete veces regresa a decirte “Me arrepiento”, perdónalo. Lucas 17:1-4 NVI
Ilustración: Hace algunos años en Los Ángeles, hubo una infestación de ratas en el centro de la ciudad, por causa de un metropolitano que se construyó. La infestación fue tan increíble que todos los restaurantes y oficinas estaban llenas de ratas; entonces un equipo de control de pestes trabajaron para eliminar la plaga. Esto no fue trabajo fácil, porque las ratas tienen un instintico “inteligente” que les ayuda a percibir cuando algo no está seguro en su entorno. El equipo de control de pestes, tuvo que poner trampas inactivadas con comida de los restaurantes e oficinas, hasta que las ratas se familiarizaran con las trampas. Este proceso de casar se tardó 10 a 15 días, y por fin cuando se acostumbraron las ratas a ver las carnadas, el equipo de control de pestes activaron las trampas y pudieron casarlas.. Ahora en día hay muchos cristianos que se han familiarizado con las carnadas que el enemigo les ha puesto en su entorno. Se les hace normal los pleitos en el hogar y en el matrimonio, la miseria y pobreza. Aunque los tropiezos son inevitables, Dios no los permite para que caigamos, si no para que decidamos madurar y crecer en nuestra fe. Hoy aprenderemos como las ofensas vendrán a nuestras vidas y cómo debemos reaccionar para ser libres de la falta de perdón.
1. ¿CÓMO EMPIEZA LA FALTA DE PERDÓN? (Mateo 18:6-8)
a. Todo comienza con una ofensa. Nadie vivirá sin ser ofendido, todos llegaremos al punto donde somos ofendidos y será nuestra decisión amargarnos o perdonar. La Palabra de Dios nos enseña en (Santiago 3:2) que todos hemos sido ofendidos y hemos ofendido, porque es parte de la vida y nuestro crecimiento espiritual.
b. La falta de perdón empieza con una ofensa, alguien nos maltrata o nos dice algo y no perdonamos rápido, entonces se convierte en un resentimiento; si retenemos el resentimiento esto se convierte en falta de perdón, y si continuamos esto se hace una raíz de amargura, si la consentimos se convierte en odio, y el odio da a luz a la muerte espiritual, y si uno no se cuida esto puede llegar a la muerte física y emocional.
c.Las ofensas siempre estarán presentes, pero no son enviadas por Dios. El enemigo las usa como carnadas con la intención de robar, matar y destruir, pero Dios toma aventaja y las usa para afilarnos y ayudarnos a madurar. Nosotros no fuimos creados para cargar falta de perdón u odio, nosotros fuimos creados para cargar y dar amor; es por esta razón que el odio produce la muerte física, porque causa que alguien mate o causa enfermedades fatales. Los médicos dicen que 98% de las enfermedades son a causa de estrés que matan las células vivas. ¿No creen que es necesario perdonar?
2. LAS OFENSAS SON NECESARIAS PARA EL CRECIMIENTO Y LA MADUREZ ESPIRITUAL. (Mateo 18:7)
a. Son las ofensas que nos ayudan a crecer y madurar espiritualmente y en nuestro carácter. Dios permite que vengan los tropiezos para que seamos refinados como la plata y probados como el oro (Zacarías 13.9). Las ofensas son una manifestación de los que son aprobados (1 Corintios 11.19). Las divisiones (ofensas) nos aprueban delante de Dios, porque cuando decidimos perdonar, esto demuestra la imagen de Dios en nosotros.
b. Dios usa lo que el diablo quiso usar para mal, para usarlo para nuestro bien y propio beneficio (Romanos 8:28). El diablo conoce, a veces aún más que nosotros, los planes que Dios tiene para nosotros; y es por esa razón que envía ofensas para retrasar el plan de Dios en nuestras vidas, para mantenernos inmaduros, para destruir las relaciones divinas y ministeriales y para producir una semilla de amargura y resentimiento.
c. Existe 2 tipos de personas: la persona que en realidad fue ofendida injustamente y la persona que piensa que fue ofendida injustamente. No importa cual persona seamos debemos de siempre perdonar, pero si somos la persona que piensa que se le trata injustamente y se ofende fácilmente, entonces hay una área que se debe rendir a Dios.
3. ¿CUÁLES SON LAS SEÑALES DE LA FALTA DE PERDÓN? (Proverbios 18.19)
a. Pensamientos de venganza en la mente (Hebreos 10.30).
b. Alegría en el corazón cuando algo mal le sucede a la persona que le ofendió.
c. Cuando siente dolor en el corazón cuando se recuerda de la persona que le hizo mal.
d. Cuando le cuenta a todo el mundo lo que le hicieron.
e. Cuando tiene síntomas fisiológicas.
f. Cuando piensa que su ofensor no tiene ninguna cualidad y es cien por ciento malo.
g. Cuando hay abundancia de envidia, celos, ira y juicio.
4. ¿Qué Debemos Hacer Cuando Somos Ofendidos? (Efesios 4:26-27)
a. Debemos perdonar inmediatamente, el perdón no es un sentimiento si no una decisión. El perdón es inmediato y la confianza es progresiva. Es la responsabilidad del ofendido perdonar inmediatamente, y es la responsabilidad del ofensor edificar la confianza.
b. Es más fácil perdonar una persona cuando comprendemos que sus acciones nos ayudaron a cumplir el propósito de Dios (Génesis 45.5-8). No podemos esperar que el camino hacia nuestro propósito sea fácil; todo lo bueno requiere un precio y es necesario ejercer nuestro carácter y espíritu a través de las ofensas.
• Debemos guardar nuestro corazón porque es el templo y la morada del Espíritu Santo, no es el basurero del diablo (Prov. 4.23). No podemos evitar que los pájaros vuelen por encima de nosotros, pero si podemos evitar que hagan nido sobre nuestras cabezas. Si alguien nos ofende recordemos que Jesús dijo que eran inevitables, y que el perdono nuestras ofensas en la cruz del calvario; y si él nos perdonó entonces nosotros también perdonemos a los demás.
Oración del Pecador
Señor Jesús reconozco que he pecado y que tú moriste por mí. Hoy me arrepiento y te pido perdón, te entrego mi vida y mi corazón para que seas mi Señor y Salvador personal, amén.